CURSO DE GNOSIS

A04.- EVOLUCIÓN E INVOLUCIÓN

Actualmente se están difundiendo tanto en Oriente como en el Occidente del mundo, muchas doctrinas filosóficas fundamentadas en el Dogma de la Evolución. La Evolución y la Involución son fuerzas mecánicas que se procesan simultáneamente en toda la Naturaleza. Nosotros no negamos la realidad de estas dos fuerzas, las explicamos. Los basamentos científicos de la Evolución son:

1.- Las teorías nebulares del origen del Universo con todas sus innumerables alteraciones, modificaciones, adiciones, restricciones, etc., que realmente nada cambia en la original concepción errónea del proceso mecánico de construcción.

2.- La caprichosa teoría de Darwin sobre el origen de las especies con todas sus correcciones y cambios posteriores. En realidad, la aparición de nuevas especies como resultado de la Evolución no pasa de ser más que una simple hipótesis, porque jamás se ha podido verificar, nadie ha visto aparecer una nueva especie.

El pensamiento moderno, al crear la Teoría de la Evolución, se olvidó de los procesos destructivos de la Naturaleza. La razón estriba en el campo de visión intelectual demasiado limitado en estos tiempos. Debido a esto se elaboran "teorías de relumbrón", muy bonitas pero con un número insuficiente de hechos. Ninguno de los procesos es ciertamente conocido en forma íntegra y observamos solamente parte del proceso. Los hombres dicen que este proceso consiste en un cambio de tipo evolutivo. La mente humana en estos tiempos modernos está ya tan degenerada que hasta se ha hecho incapaz de comprender el proceso inverso involutivo en gran escala. La mente de los eruditos está embotellada en el Dogma de la Evolución que sólo sabe pensar en función de su propio embotellamiento y a los demás fenómenos de destrucción, decadencia y degeneración les aplican los calificativos de evolución, desarrollo y progreso.

Las llamadas razas primitivas europeas de la Edad de Piedra, tales como la de Cromagnon que vivían en las cavernas de la tierra, fueron muy hermosas, pero el impulso cíclico descendente involutivo pesaba terriblemente sobre esas razas de origen atlante. Finalmente el hombre paleolítico dejó su puesto a su sucesor, desapareciendo casi por completo de escena.

Ninguno de los pueblos verdaderamente salvajes encontrados por los exploradores ha mostrado signo alguno de evolución. Por el contrario, en todos los casos sin excepción se han observado signos inconfundibles de degeneración e involución.

Dentro de todo proceso evolutivo existe un proceso involutivo. La Ley de Evolución y su hermana gemela la Ley de Involución, trabajan en forma coordinada y armoniosa en todo lo creado.

Desde el punto de vista rigurosamente académico, la palabra Evolución significa desarrollo, construcción, progresión, adelanto, avance, edificación, dignificación, etc. Haciendo un enfoque gramatical ortodoxo, puro, aclaramos: el término Involución quiere decir progresión a la inversa, retrocesión, retroceso, destrucción, degeneración, decadencia, etc.

Obviamente urge enfatizar la idea trascendente de que la Ley de las Antítesis es coexistencial con cualquier proceso crudamente natural. Este concepto de contenido es absolutamente irrecusable, irrebatible, irrefutable. Por ejemplo: día y noche, luz y tinieblas, construcción y destrucción, crecimiento y decrecimiento, nacimiento y muerte, etc., etc.

La exclusión de cualquiera de esas dos Leyes antes citadas (Evolución e Involución), originaría la estática, el quietismo, la parálisis radical de los mecanismos naturales. Negar, pues, cualquiera de esas dos ordenanzas significa de hecho caer en un barbarismo.

Existe evolución en la planta que germina, se desarrolla y crece; existe involución en el vegetal que envejece y decrece lentamente hasta convertirse en un montón de leños. Existe evolución en todo organismo que se gesta, nace y se desarrolla; existe involución en toda criatura que caduca y muere. Existe evolución en cualquier unidad cósmica que surge del caos; existe involución en todo planeta en estado de consumación, llamado a convertirse en luna, en cadáver. Hay evolución en toda civilización ascendente, hay involución en cualquier cultura de tipo descendente.

Es ostensible que estas dos citadas Leyes constituyen el eje mecánico fundamental de la Naturaleza. Incuestionablemente, sin tal eje básico no podría girar la rueda de los mecanismos naturales. La vida se procesa en oleadas que rotan.

Muchos piensan que los changos, simios, monos, orangutanes, gorilas son de tipo evolutivo. Algunos suponen que el hombre viene del mono, mas tal concepto cae estrepitosamente cuando observamos las costumbres de esas especies animalescas. Póngase a un simio dentro de un laboratorio y obsérvese lo que sucede. Las diversas familias de simios son involuciones que descienden del humanoide intelectual. El humanoide no viene del mono. La verdad de esto es a la inversa: los simios son humanoides involucionantes, degenerados.

Observemos la familia de los cerdos. En tiempos de Moisés, los israelitas que llegaban a comer esa carne eran decapitados. Es obvio que este tipo de elementales se encuentra en franca involución. Otro es el estado de los cuervos; éstos, aunque se alimentan de la muerte, por el hecho de desenvolverse en el rayo de Saturno, poseen ciertos poderes maravillosos que indican evolución.

Oleadas de esencias inician su evolución en el reino mineral, prosiguen con el estado vegetal, continúan en la escala animal y, por último, alcanzan el nivel de tipo humanoide intelectivo. Oleadas de vidas descienden luego involucionando de acuerdo con la Ley de la Caída, reviviendo procesos animales, vegetales y minerales hacia el centro de gravedad terrestre.

No hay duda de que los elementales minerales avanzados ingresan al reino vegetal. Cada planta es el cuerpo físico de un elemental vegetal. Todo árbol, toda hierba, por insignificante que ésta sea, posee su elemental particular. No quiero decir con esto que los elementales de las plantas, árboles y flores, etc., estén metidos a todas horas dentro de su cuerpo inmóvil; eso sería absurdo e injusto además. Los elementales vegetales tienen plena libertad para entrar y salir de sus cuerpos a voluntad. Uno se asombra cuando los encuentra en la cuarta vertical.

Normalmente, las criaturas elementales del reino vegetal se encuentran clasificadas en forma de familias. Una es la familia de los naranjales, otra la de la hierbabuena de menta, otra la de los pinos, etc., etc.

Los elementales avanzados del reino vegetal ingresan más tarde a los diversos departamentos del reino animal. Estas criaturas, distribuidas en múltiples familias o especies, tienen también sus guías y sus templos ubicados en el Paraíso Terrenal, es decir, en la cuarta coordenada llamada por los ocultistas mundo etérico.

Las criaturas elementales más avanzadas ingresan en el reino de los humanoides intelectuales. No hay duda de que estos bípedos tricerebrados o tricentrados son mucho más peligrosos.

Mucho se ha dicho sobre la "Doctrina de la Transmigración de las Almas", expuesta por el Señor Krishna en la tierra sagrada de los Vedas hace unos mil años antes de Cristo. A cada alma se le asignan 108 existencias para su autorrealización íntima. Aquellos que no llegan a su autorrealización dentro del número de existencias asignadas, es obvio que descienden dentro del reino mineral sumergido, el avitchi indostán, el tártarus griego, el averno romano, el infierno.

Estas 108 existencias guardan estricta concordancia matemática con el número de cuentas que forman el collar del Buddha. Después de cada época humanoide, de acuerdo con las leyes del tiempo, espacio y movimiento, las oleadas de vidas involucionantes descienden en el reino mineral sumergido hacia el centro de estabilidad planetaria para reascender evolutivamente un poco más tarde. Cualquier nuevo reascenso evolutivo desde el centro de gravedad terrestre exige previa desintegración del mí mismo, del Ego, del "yo psicológico". Esta es la muerte segunda.

Como quiera que la Esencia está embotellada entre el Ego, la disolución de este último se hace indispensable a fin de que ella se libere. En el centro de estabilidad planetaria se restaura la prístina pureza original de toda Esencia.

Ascienden aquellos que han disuelto el Ego, descienden aquellos que no lo han disuelto. Los victoriosos se convierten en Buddhas, en Maestros. Los fracasados, después de la muerte segunda anunciada por nuestro Señor el Cristo, por Juan en el Apocalipsis, se transforman en elementales de la Naturaleza. Grave sería que el Ego no tuviera límites y que continuara eternamente desarrollándose y desenvolviéndose. Jamás tendría el mal del mundo un límite. Se extendería victorioso por los espacios infinitos y dominaría todos los cosmos. En este caso sí habría injusticia. Afortunadamente, el Gran Arquitecto del Universo ha puesto un dique al mal.

Aquellos que quieran autorrealizarse íntimamente con el propósito de evitarse el descenso a los mundos infiernos, deben meterse por la senda de la Revolución de la Conciencia. Esto significa separarse y apartarse completamente de las leyes de Evolución e Involución. Descender en el mundo soterrado es radicalmente diferente al ascenso evolutivo sobre la superficie de la Tierra. La recapitulación animálica en el Abismo es de tipo degenerativo, involutivo, descendente, doloroso.

La recapitulación vegetaloide entre las entrañas de la Tierra es espantosa. Los que por tal proceso pasan, parecen más bien sombras que se deslizan por aquí, por allá y por acullá en sufrimientos inenarrables. La recapitulación involutiva descendente mineral entre las entrañas del mundo en que vivimos es más amarga que la muerte misma. Las criaturas se fosilizan, se mineralizan y se desintegran lentamente entre tormentos imposibles de explicar con palabras.

Es evidente que la destrucción del sí mismo, la aniquilación del Ego, la disolución del sí mismo en las regiones sumergidas del Averno, es absolutamente indispensable para la destrucción del mal dentro de cada uno de nosotros. Obviamente sólo mediante la muerte del Ego se hace posible la liberación de la Esencia. Entonces ésta resurge y sale a la superficie planetaria, a la luz del sol, para reiniciar un nuevo proceso evolutivo dentro de estas dos leyes mecánicas de la Naturaleza. El reascenso se verifica siempre atravesando los estados mineral, vegetal y animal hasta reconquistar el estado humanoide que otrora se perdiera.

Es claro que con el reingreso a este estado, nuevamente se nos asignan otra vez 108 existencias, que también tienen relación con las 108 vueltas que el brahmán indostánico hace alrededor de la Vaca Sagrada, y que, si no las aprovechamos debidamente, nos conducirán por el camino descendente, de regreso al Averno.

La Conciencia sufre tanto los procesos evolutivos como los involutivos. Millones de humanoides tienen la conciencia dormida, mas al entrar en el Abismo después de las 108 existencias, despiertan inevitablemente en el mal y para el mal.

Lo importante en este caso es que de todas maneras despiertan, aunque sea para justificar sus errores en los mundos infiernos. Aquéllos que creen llegar a la cristificación con el tiempo y mediante la Evolución y ganando muchas experiencias, están de hecho equivocados. Éstos que así piensan están aplazando el error de siglo en siglo, de existencia en existencia, y la realidad es que al fin se pierden en el Abismo.

Samael Aun Weor




Peligrosos síntomas

Eminentes hombres de ciencia de la famosa Universidad de Columbia, han echado a volar por el mundo la noticia de que existe una monstruosa grieta en el fondo de los mares, resultante fatal de las diversas conmociones telúricas de los últimos años.

Los hombres de ciencia calculan que dicha grieta tiene por lo menos 90.000 Kms. de largo, con una anchura media de 40 Kms. y una profundidad promedio de 2,5 Kms.

Nosotros tuvimos noticia de que un anciano lama tibetano, antes de morir, informó a cierto caballero sobre tal grieta; no hay duda de que los amas no ignoran esto.

Las informaciones científicas dicen que la citada grieta va desde el Atlántico hasta el Índico y desde el Antártico hasta el Ártico. Bordea el continente americano, así como el asiático, quedando en el centro del espantoso anillo de fallas submarinas todo el Océano Pacífico.

Las últimas investigaciones realizadas por los científicos han venido a demostrar que el agrietamiento sale de la Antártida y sigue hasta muy cerca del Cabo de Hornos, bifurcándose luego en dos ramales principales: uno que se dirige hacia el Oriente y otro hacia el Occidente.

Se nos informa que el ramal del Pacífico sigue una trayectoria muy sinuosa, casi costeando el continente americano, de manera que va pasando por Chile, Perú, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Guatemala; Oaxaca y Guerrero en México; Golfo de California y Seatle en Estados Unidos; Vancouver en Canadá y Alaska.

Se nos informa que en Alaska dicho ramal se quiebra para continuar su curso a lo largo de las Islas Aleutianas y un ramal dizque parece atravesar todo Alaska, pues los temblores de tierra en Fairbanks, situada en todo el centro de la península, han sido muy fuertes como el que ocurrió en el mes de Marzo de 1964.

El ramal ha sido demostrado, verificado y comprobado hasta la saciedad. El famoso ramal de las Islas Aleutianas va hasta Tokio (Japón), tocando peligrosamente las Islas Sapporo, Hokkaido, Kawa, Urukawa, Kabaiwa y algunas otras.

Un sabio autor dice que del Japón parece que parten ciertos ramales secundarios que se dirigen hacia Hawai. No cabe duda alguna de que el principal agrietamiento se orienta hacia Filipinas y Nueva Zelanda, de donde luego regresa a su punto de partida situado en la Antártida, cerrando así un circulo mágico tremendamente peligroso.

Agrietamiento del Atlántico

Los hombres de ciencia dicen que el agrietamiento del Atlántico parece tener su origen en el Mar de Noruega. En su recorrido bastante enigmático pasa frente a España, Portugal y parte de África, para terminar muy aproximadamente en la Guinea Portuguesa.

Ramal del Oriente

No hay duda de que la grieta que viaja hacia el mundo oriental nace en la Antártida misteriosa y pasa frente al Cabo de Buena Esperanza, Madagascar y Mar de Arabia para terminar en algún desconocido lugar del Océano Índico.

A todas luces resulta claro que la grieta más peligrosa y que inevitablemente llegará a producir un tremendo Cctaclismo, se encuentra en el Océano Pacífico.

Las noticias dadas constantemente por la prensa, han venido a demostrarnos que los lugares más castigados por los terremotos se encuentran precisamente en el Pacífico.

Estas grietas del suelo marítimo indican, señalan síntomas peligrosos que, fuera de toda duda, nos están advirtiendo sobre la proximidad de una gran tragedia.

Los tiempos del fin ya llegaron y estamos en ellos. La espada de la Justicia Cósmica pesa amenazante sobre la cabeza de la Gran Ramera (La Humanidad).

Es urgente saber que existe todo un conjunto de grietas en lo profundo de los mares y que esto es el resultado concreto de una acción geológica de tipo mundial totalmente definida.

Algunas de esas grietas son ciertamente ya tan profundas que hasta han logrado poner en contacto el agua exterior con el fuego interior de la tierra.

En estos instantes de crisis mundial se está produciendo, dentro del interior del organismo planetario, vapor de agua a tal presión que seguramente llegará el día en que ninguna montaña por poderosa que sea podrá resistirla y volará por los aires hecha polvo como ya lo profetizó Mahoma en el Corán.

Los terremotos en serie ya comenzaron y serán cada vez más y más intensos: Las ciudades caerán como castillos de naipes, hechas polvo, y la Tierra se tragará a toda la humanidad. Esta humanidad está perdida, ya no tiene remedio, debemos reconocerlo y, por lo tanto, debe perecer.

Por lo pronto, y como para ir comenzando con la gran catástrofe, es ya innegable que la costa chilena se está hundiendo y que otro tanto viene sucediendo en diversos lugares de este afligido y martirizado mundo.

Los expertos saben muy bien que en diversos lugares del Atlántico y del Pacífico, el mar ha perdido profundidad porque el fondo se ha venido acercando cada vez más a la superficie, a consecuencia de la interna presión que ha producido un hinchamiento en el fondo marino. Los científicos saben muy bien que mientras las montañas se hunden, el fondo del mar se levanta.

Grandes volúmenes de agua están ya fuera de toda duda en contacto con el fuego líquido que corre por el interior de la Tierra y el resultado no se hará esperar mucho tiempo. Las presiones y vapores tienen que producir inevitablemente una intensiva actividad volcánica acompañada de terribles y espantosos terremotos y grandes maremotos. La presión del interior de la Tierra es ahora horrible y lo peor del caso es que está aumentando minuto a minuto.

El instante culminante se acerca. La presión interna tendrá que llegar inevitablemente a su limite máximo. La catástrofe está ya para suceder. Cualquier fenómeno exterior puede producir el final, tal vez una explosión atómica, el paso de cualquier cuerpo celeste que se acerque demasiado, un fenómeno de atracción solar y lunar debidamente combinados, etc.

La explosión en el fondo de los mares será espantosa. Por el humo y las cenizas, el Sol se verá negro como silicio, y la Luna parecerá roja como sangre debido al fuego que se levantará de la faz de la Tierra.

Samael Aun Weor

Volver